24 de abril de 2012

La Central de Abasto


 La Central de Abasto de la Ciudad de México es un hervidero de gente, por los largos pasillos repletos de bodegas  y colores  transitan diablitos, cargadores, mercaderes y compradores.
En la sección de frutas y verduras elegimos uno de los primeros pasillos, que nos parece inmenso, interminable, hay tantas bodegas y tantas opciones que no sabemos ni por dónde empezar. Por fin nos decidimos y nos vamos acercando hacia un pequeño puesto donde venden mangos, la señora que atiende es muy amable, escucha acerca de nuestro proyecto y acepta ayudarnos. Comenzamos con preguntas acerca del origen de su producto, precios, temporadas y así llegamos a las preguntas que más nos interesan: ¿Cómo se cultivan estos mangos? ¿Sabe si se utilizan métodos tradicionales o si se utilizan productos transgénicos? La respuesta nos sorprende y satisface, la señora asegura que su mercancía es 100%  natural, nos explica que  esta fruta se cultiva de manera natural e incluso nos comparte su opinión acerca del papel que juegan los transgénicos en la agricultura. A su parecer la utilización de este tipo de químicos trae más problemas que beneficios,  no confía en productos que no sean naturales pqes teme que sean perjudiciales  para la salud.


La siguiente parada es una bodega donde se aprecia una amplia variedad de frutas y algunas verduras,  atienden dos señoras que aceptan gustosas a contestar nuestras preguntas.
Azucena y Dalia  son dos mujeres que ya tienen tiempo trabajando en la Central, con varios años de experiencia ya conocen el teje y maneje a la perfección, es por esto que además de contestar nuestras preguntas básicas acerca de su mercancía, nos explican cómo es que los transgénicos se han ido abriendo camino en el mercado y de qué manera les afecta a ellas como vendedoras  y también a quienes trabajan las tierras mexicanas. 
Sin duda alguna podemos decir que esta fue una de las platicas más interesantes que tuvimos ese día, nos enteremos de varias cosas que enriquecieron este proyecto. Primero nos hablaron acerca de la preferencia que tienen los consumidores,  según su experiencia la gente compra más la manzana importada y transgénica, sin saberlo, nada más por su apariencia  fresca y  colorida; ya que  debido a su alto contenido de conservadores duran más tiempo y tienen un aspecto más presentable aunque no sepan a nada. Otro comentario interesante fue acerca de la falta de regulaciones en la calidad  y origen de los productos  por parte de la SAGARPA, denunciaron los sobornos y  el incumplimiento  de las leyes por parte de las autoridades. Por último, recalcaron las consecuencias tanto en la agricultura como en la economía mexicana, la manera en que los campesinos salen perdiendo y las empresas que producen con transgénicos, sin respetar los tiempos de maduración o la calidad del producto, salen beneficiados.



Por último, una bodega que nos llamó mucho la atención fue donde vendían puros limones de todos los tamaños y precios.  Al entrevistar al encargado y posteriormente al dueño, descubrimos que en este lugar vendían limones transgénicos que no tenían semillas y se producían mediante injertos. Nos explicaron que se utilizan ciertos “químicos” para acelerar el crecimiento y la producción del producto, que a la vez los vuelve más resistentes y por eso prefieren vender de este tipo de limón, ya que  uno cultivado de manera natural resulta más sensible y perecedero. Además la gente que no está informada prefiere comprar limones sin semillas pues lo consideran más práctico.


A pesar de que fuimos a muchas bodegas más, decidimos compartir estas tres experiencias pues fueron de las más completas e interesantes, además de que muestran algunas de las posturas más comunes frente a los productos transgénicos. En conclusión, pudimos conocer un poco más de cerca la situación que se vive en nuestro país y  reflexionar las diferentes formas en que estos productos afectan tanto a la ecología, la salud y la economía.





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