Debido al tiempo y la dificultad que implica el
realizar experimentos con el fin de rastrear ciertas sustancias y toxinas,
resulta muy difícil hacer pruebas que evalúen el peligro potencial
que representan los productos alimenticios que han sido genéticamente manipulados.Sin embargo esto no debería de
ser un impedimento para someter los productos a un proceso de control y
evaluación, para así contar con datos verídicos y poder informar a los
consumidores acerca del contenido de los mismos y también de posibles riesgos.
Algunas repercusiones que han sido
identificadas son:
En el medio ambiente
- La perturbación del equilibrio ecológico.
- La pérdida de la biodiversidad de los cultivos.
- La aparición de hierbas genéticamente modificadas y por ende resistentes a los herbicidas, que podrían invadir los campos sustituyendo a las plantas tradicionales que son menos resistentes ante el invasor.
- El aumento del uso de productos químicos sobre las plantas con el consiguiente aumento de la contaminación del agua y los alimentos.
En
nuestra salud
- Nuevas toxinas y alérgenos en los alimentos, lo que llevaría a un potencial riesgo de contraer distintos tipos de alergias.
- La diseminación de genes resistentes a los antibióticos que llevaría a una menor eficacia de ciertos medicamentos.
- El traspaso de características inducidas artificialmente a las futuras generaciones, quiénes podrían padecer imperfecciones corporales inevitables e impredecibles.
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